Y nosotros nos quedamos rumiando: “¿…y si? Jolin…podemos hacerlo en dos etapas…vamos bien de días…¿y si nos desviamos y paramos en Utrecht?”
¡Pues dicho y hecho!
Levantamos el campamento globero sin prisas, prevemos una etapa corta, de sólo 40 km y relajada. Esta nublado, aire fresco y cae algo de agua así que remoloneamos un poco en la tienda. En cuanto escampa salimos.
El camino es una pasada, toooooooooodo carril bici, y los 20 primeros km en un bosque.
Siempre que vamos sobre la bici, llevamos a algunas personas en mente, está claro, pero rodando por aquí no podemos evitar nombrar hasta la saciedad a Jose y Ana, a Mire y a Colilla…estaríais pasándolo tan bien, es espectacular rodar por aquí, con agua, con buen piso, fresquitos…¡¡a veces en nuestras bicis vais todos montados!!
Casi sin darnos cuenta hemos rodado 35 km y no es aún la hora de comer, así que decidimos seguir.
Rodar por Holanda está resultando bastante sencillo. Tienen una red de carriles para bicicleta por todo el país. Es divertido, es como hacer una gimkana gigante y te trasladas yendo de un número a otro, llegas a un cruce, eliges destino, eliges número y a seguirlo…impresionante.
La llegada a Utrecht, a pesar de ser una gran ciudad, ha sido de las mejores. Todo muy claro, calles muy anchas y muy entretenidos viendo verde y más verde y unos casoplones tremendos.
Increíble la barbaridad de bicicletas, la mayoría del tráfico son bicicletas. No es poco, es su medio de trasporte y tienes que saber circular porque aquí la gente va rápido y a veces es estresante.
Casoplón sorpresa del camino. Con su jardín inglés y todo |
Menos mal que siempre tengo un puntillodealambre.blogspot.com a mano 😉 |