No tenía por qué, porque hemos salido muy tarde, apurando al máximo el hotel y hemos empezado a rodar cerca ya de la una de la tarde (cosa que sólo haría un auténtico globero)…pero salimos y a Dios gracias estaba nublado. Después del hotel, limpitos y descansados, la salida por la ciudad industrial se afronta de otra manera.
Transcurre por la llamada ruta de la vía industrial y paseamos viendo enormes puentes de hierro (del calibre del cargadero de mineral), imponentes construcciones de ladrillo negro, silos, almacenes y la “casa de las mil ventanas“ , que es un icono de la ciudad de Duisburgo. Es curioso como la gente de esta ciudad, consiguen que olvidemos lo fea que nos pareció al inicio para ahora incluso gustarnos. Son varias las personas que nos saludan, nos paran para preguntarnos por nuestra aventura o nos dan indicaciones, contándonos amablemente lo que consideran más importante de su ciudad…
Después de dejar ésta zona de industria y de grandes puertos, el paisaje cambia radicalmente. Comenzamos a rodar por grandes valles o praderas, muchas vacas, algunas granjas y alguna que otra curiosa villa, de aspecto inglés, adinerada…¡¡ nos pasan unos cochazos!!
Aunque tarde y tras varias indicaciones de varias amables gentes, conseguimos dar con el camping, unos seis km más adelante.
A las llegada al camping, nos encontramos con dos españoles y madre mía ¡ Como se nota que aquí hay pocos y que llevamos dos semanas sin ver a un compatriota!
Allí, en el barecillo de recepción, nos dan la una y media de la mañana. Nos reímos mucho contándonos aventuras y desventuras y cambiando impresiones : que si me ha pasado una pareja de tipos en chanclas que me ha despegado las pegatinas, que si me pegué a una vieja en bici para comprobar que iba a más de 30 km / h, que si el viento…todos eso después de la sesión de taller, Jose, uno de ellos ha partido un radio y Paco y él echan un rato a ver que apaño se le puede dar. Buscamos wifi, compartimos mapas, nos contamos batallas previas y después de unas cervezas nos vamos a dormir…una etapa preciosa, fácil y agradecida a pesar de rodar más de 60 km.
El track:
Las fotos:
Está iglesia me recuerda a la de cabo de Gata, salvando las distancias de estilos..