Etapa 0. El Parador- Donaueschingen. Segunda parte


Nos levantamos temprano y directos a la estación de tren. Sacamos los billetes a Donaueschingen para las 10.20 y de camino al andén compramos algo para desayunar con el tiempo justo… Y tan justo que casi se nos escapa el tren. Como locos corriendo con las bicis que pesan un quintal y van estos tres y se meten en un vagón enano, en el que yo, que he llegado la última, no quepo. Y me empieza a entrar el nervio y no oigo na más que gritos: !VETE A OTRO!!MONTATE EN EL SIGUIENTE! Ay papa que me quedo en tierra, así que salgo corriendo hasta el vagón de al lado y la puerta que no se abre y yo venga darle al botón y nada!!!! Y estos tres montados con sus bicis y yo en el andén a 180 pulsaciones y cuando ya creía que todo estaba perdido, oigo a un tipo por detrás de mí, diciendo algo en alemán que por supuesto no entiendo(ahí me faltó mi suegro y su dominio del alemán…). Y entonces se me enciende una bombilla(cosas de la adrenalina) e intuyo que está diciendo que monte la bici en el primer vagón que está en la quinta leche, veo que le dice al maquinista que espere y entonces miro para atrás y veo a Lalá que viene corriendo detrás de mí sin bici ni na. Y por fin nos montamos en el tren y nos vamos….
Mientras pasaba todo esto Paco, Lalá y Jose, montados en el vagón con sus bicis “ACIÉN VETE AL VAGÓN DE AL LADO”, descompuestos pensando si sería capaz o no de coger el tren(y no me extraña, la “más espabila” se quedaba en tierra), Jose agarrado a la palanca de emergencia dispuesto a parar el tren, Lalá intentando bajarse con su bici sin poder tirar de ella, y Paco y Jose “LALÁ BAJATE DEL TREN”, y Lalá tirando de la bici, “LALÁ DEJA LA BICI Y BAJATE QUE SE VA ANA SOLA”, y todos descompuestos y Lalá corriendo detrás de mí. Y por fin nos montamos en el tren y nos vamos…
Una parada más tarde veo a un tipo corriendo por el andén a to lo que da arrastrando una bici con unas alforjas guapísimas blancas, y lo miro fijamente, y era Paco!!! Que alegría y que alivio, tanto que me entró hasta cagalera de la relajación al verlo. Y en la siguiente parada Jose y Paco trajeron a mi vagón las otras dos bicis, y ya estábamos todos junticos. La cara de Jose era un poema, entre susto, alivio y alegría. Y a partir de aquí risas y más risas… Al final un gran susto y una buena anécdota para contar.
Después de todo esto, cambiamos de tren a mitad de camino para llegar a nuestro destino final. Éste era más pequeño, pero entramos todos juntos, aunque taponábamos la entrada y salida del vagón. Una alemana un poco desagradable, que no sabía sacar su billete de una máquina que teníamos al lado, nos dio un poco el tostón, nada comparado con lo que nos acababa de ocurrir…Por fin llegamos a Donaueschingen, punto inicial de nuestro viaje por el Danubio.

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