Etapa 0. El Parador- Donaueschingen. Primera parte 2


Empieza nuestra aventura… Que nervios. Ayer estuvimos embalando nuestras bicicletas a modo de “gusano de film”. Tenemos la medida, “sólo” se necesitan 3 rollos de fillm y 50 metros de papel de burbujas para embalar 4 bicicletas…
Y cargados hasta arriba nos hemos venido en la furgo( gracias al Dieguico)

y aquí estamos, en el aeropuerto, esperando a que salga nuestro vuelo. Espero que todo vaya bien(aún no hemos probado a montar con alforjas), “¿y eso? pos ya ves…”
Y pensaba yo que lo más complicado de este viaje iba a ser lo de montar con alforjas… pan comido. Que ilusa! Lo realmente complicado ha sido llegar con 4 bicicletas y 20 millones de alforjas y no morir en el intento. La situación es la siguiente: llegamos a la estación de metro que estaba justamente en el aeropuerto con todos los aperos; cienes y cienes de alemanes tuvieron que ayudarnos a montar nuestras alforjas en el metro que había parado a más de 30 metros de distancia y no parecía dispuesto a esperar a que nosotros llegásemos, nuestra táctica de colocación en el andén en previsión de donde iba a parar el metro se fue completamente al traste. Paco y Jose arrastrando dos bicicletas cada uno de repente notan como si las bicis volaran solas, Lalá y yo cogemos literalmente lo que podemos y el resto de cosas se queda tirado en el andén. yo llegué la primera a la puerta del tren y como habíamos dejado esturreadas mil cosas por todo el andén, no sabía si subir o no, cuando de repenten miro para atrás, con la intención de preguntar si me monto o no, y veo, como si se tratase del primer día de rebajas en el Corte Inglés, una avalancha de alemanes con todas nuestras cosas y ayudando con las bicis(la buena gente existe). Tengo que reconocer que pensaba que la mitad del equipaje se había quedado abandonado, pero NO! Increiblemente lo teníamos todo. Después del gran follón llegamos por fin a Stuttgart y en la misma estación nos ponemos los cuatro, cuter en mano, a abrir el embalaje( que habíamos hecho a conciencia, doy fé, su pm) y a montar nuestra. Unos se quedaban mirando, otros se partían de risa, algunos se paraban a hablar con Lalá(como no tenía nada que hacer…), incluso había quien hacía la gracia de acercarse y explotar alguna pompica… En fin que tras un eterno rato, lo tenemos todo listo y ponemos rumbo al hotel que habíamos reservado. Ya no nos puede pasar nada más hoy, o sí, si que nos puede pasar algo… Estamos muertos y con unas ganas locas de llegar y pillar la cama, pues son ya las dos de la mañana. Cual es nuestra sorpresa cuando al llegar al hotel nos dice el del hotel que había vendido nuestras habitaciones y nos había colocado en otro que estaba en la otra punta de la ciudad y que tardamos en encontrar la misma vida. Tras 50 millones de vueltas a las 3.15 llegamos a nuestro alojamiento. Ducha y cama, que el día siguiente se presenta duro.


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